martes, 1 de octubre de 2019

Análisis de las medidas coercitivas contra Venezuela

Análisis de las medidas coercitivas contra Venezuela



Introducción

Los gobiernos de los presidentes Barack Obama y Donald Trump han trabajado intensamente para debilitar y derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro utilizando todas las herramientas posibles, desde la tergiversación y manipulación de las leyes a través de los organismos internacionales, el desgaste económico a partir de sanciones para bloquear el comercio internacional del país, hasta la guerra sucia indirecta evidenciado en la contratación de paramilitares, infiltración de armas, creación de falsos expedientes, una fuerte campaña de propaganda negativa en los medios masivos de comunicación contra el gobierno y los reiterados intentos de asesinar al mandatario venezolano.


La conspiración de Estados Unidos y de los factores internos contra el proceso político bolivariano comenzó en el primer período del presidente Hugo Chávez. Pudieron ejecutar un golpe de Estado en el año 2002, realizar un paro petrolero y otros intentos de fuerza para derrocar al gobierno.
El complot ha sido continuo y ha redoblado sus malas intenciones en contra del presidente Nicolás Maduro desde que asumió su primer mandato en el año 2013.


¿Acaso Estados Unidos está utilizando a Venezuela como un laboratorio para experimentar con sus métodos coercitivos, para luego, utilizarlos contra otros gobiernos que no obedezcan a sus intereses?
Algunos analistas y expertos militares han llamado a esta persecución y hostigamiento contra el proceso político de Venezuela, "guerra de baja intensidad", donde se mezclan gran cantidad de elementos y hechos que se suceden paralelamente para desestabilizar, causar caos, descontento, debilitamiento y angustia psicológica entre los venezolanos.


Para ello utilizan combinadamente la propaganda en los medios de comunicación, el bloqueo y las sanciones comerciales y financieras, el chantaje a través de los organismos internacionales o los medios políticos para el soborno y la agresión.


El presidente Nicolás Maduro es quizás, dentro de la historia contemporánea, la figura presidencial más asediada y atacada.


A los enemigos no les ha sobrado herramientas para intentar derrocar su gobierno o asesinarlo. Desde el año 2015 (año que la oposición venezolana ganó las elecciones parlamentarias con amplia mayoría), apartando las brutales manifestaciones en Venezuela realizadas por la oposición en el año 2014, han quemado personas por "parecer" chavistas, por su color de piel, modo de vestir o por provenir de zonas populares.


Al menos, ocho hechos fundamentales de conspiración internacional (sin sumar la expulsión de Venezuela en el año 2017 de Mercosur) han buscado el derrocamiento del gobierno, destruir el proyecto político Bolivariano o debilitar las bases del Estado Venezolano.

Cronología de las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela

1. El 9 de marzo de 2015, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, (ampliando las sanciones emitidas por el Congreso de Estados Unidos del 10 de diciembre de 2014), firmó una orden ejecutiva en la que declaró a Venezuela como una "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos". En consecuencia, ordenó sanciones económicas y coercitivas contra el alto gobierno y en lo progresivo contra el conjunto del país.


Según las explicaciones de la administración Obama en su momento, las sanciones obedecían al compromiso de "hacer avanzar el respeto por los derechos humanos, a proteger las instituciones democráticas, y a proteger el sistema financiero de Estados Unidos de los flujos financieros ilícitos de la corrupción pública en Venezuela".


Esta orden ejecutiva, año tras año, ha sido prorrogada por el gobierno de Barack Obama y por el gobierno de Donald Trump, representando un pretexto para sancionar y bloquear la economía de Venezuela y limitar el movimiento de los funcionarios del gobierno venezolano.


La orden ejecutiva emitida por Barack Obama en 2015 representa una agresión que socava el desarrollo y la paz de los venezolanos. Esta orden ejecutiva ha sido la base para ir ampliando las sanciones contra empresas y funcionarios venezolanos y el pretexto para interrumpir las transacciones, las negociaciones comerciales y financieras.


2. En diciembre del año 2017, el presidente Nicolás Maduro anunció la creación de la criptomoneda El Petro, al mismo tiempo que informaba en paralelo sobre la creación formal del Observatorio Blockchain de Venezuela.


El presidente Nicolás Maduro declaró a los medios de comunicación: "Venezuela anuncia la creación de su criptomoneda. El Petro se va a llamar (...) esto nos va a permitir avanzar hacia nuevas formas de financiamiento internacional para el desarrollo económico y social del país" (…), y estará respaldada en reservas de riqueza venezolana de oro, petróleo, gas y diamante".


El 19 de marzo, el gobierno de Estados Unidos emitió una orden ejecutiva para prohibir a ciudadanos estadounidenses o personas en su territorio la adquisición o negociación de cualquier moneda digital o activo digital emitido por el Gobierno de Venezuela.


3. El 4 de agosto del año 2018, el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sufrió un atentado terrorista al explotar cerca de la tarima presidencial dos drones cargados con explosivos. A pesar de que las imágenes fueron captadas por los medios de comunicación presentes, donde hubo heridos, afectación a viviendas y la detención de los autores materiales del hecho, muchos gobiernos tergiversaron y dudaron del atentado que pudo haber acabado con la vida del presidente venezolano y las altas autoridades presentes.


El referido atentado fue frustrado, por la oportuna acción de la Guardia de Honor presidencial al utilizar equipos inhibidores de señales que logró desorientar "a ambas unidades, lo que trajo como consecuencia que los explosivos se activaran fuera del perímetro planificado". Sin embargo, no pudo evitar que algunas personas en el acto no cayeran heridas y la afectación de una vivienda alcanzada por la explosión de uno de los drones.


The New York Times, el 8 de septiembre de 2018, reveló que el gobierno de Donald Trump sostuvo reuniones secretas con exmilitares venezolanos para hablar sobre sus planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro, lo cual demuestra la vinculación con el atentado contra el presidente venezolano fue orquestado, y que esta no sería la única vez.


El medio de comunicación estadounidense CNN difundió un reportaje que probaría que un grupo de desertores del Ejército venezolano estuvo detrás del ataque con drones para asesinar al Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en agosto de 2018.


Días después de la revelación de CNN, un portavoz del Departamento de Estado estadounidense se limitó a señalar a la cadena norteamericana que la política de su país es "apoyar una transición pacífica en Venezuela".


4. El 23 de enero de 2019, se suscitó un intento de usurpación de poderes públicos por parte del diputado de la Asamblea Nacional en desacato, Juan Guaidó, quién ante la presencia de algunos simpatizantes del partido Voluntad Popular, se autoproclamó presidente de la República Bolivariana de Venezuela, actuación que hizo recordar el golpe de Estado contra Hugo Chávez en el año 2002, cuando Pedro Carmona Estanga, presidente de la patronal de Fedecámaras y opositor venezolano, se juramentó como presidente de Venezuela.


Minutos después de la autojuramentación el vice presidente, Mike Pence y el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, reconocieron a Juan Guaidó como "presidente interino" de Venezuela: "Hoy, estoy reconociendo oficialmente al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como el presidente interino de Venezuela. En su papel como la única rama legítima del gobierno debidamente electo por el pueblo venezolano, la Asamblea Nacional invocó la Constitución de su país para declarar ilegítimo a Nicolás Maduro y, por tanto, vacante la presidencia", señaló Trump.


En ese mismo discurso, Donald Trump, manifestó abiertamente que usará "todo el poder económico y diplomático de Estados Unidos para lograr la restauración de la democracia en Venezuela" e invitó a otros gobiernos del continente a reconocer a Guaidó como presidente encargado.


5. Dentro de las medidas coercitivas impuestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro y del pueblo venezolano, el 1 de febrero de 2019, Estados Unidos, a través del Departamento del Tesoro, emitió una nueva orden la cual prohíbe negociar con los bonos de la República de Venezuela en territorio norteamericano y con ciudadanos de ese país.


La resolución señala que los papeles o bonos podrán seguir siendo comercializados "siempre que cualquier desinversión, facilitación de desinversión, transferencia o cualquier participación en dichos bonos", se realicen lejos del mercado norteamericano.


El presidente Donald Trump ya había firmado en agosto del 2017 una orden ejecutiva que "prohíbe negociaciones de deuda nueva emitida por el gobierno de Venezuela y su empresa petrolera estatal PDVSA. También prohibía las transacciones en ciertos bonos existentes propiedad del sector público venezolano, así como los pagos de dividendos al gobierno de Venezuela".


La nueva medida del mes de febrero de 2019, es un ajuste a la resolución emitida el 24 de agosto de 2017 y a otras resoluciones coercitivas en el ámbito económico y comercial para limitar negociaciones y entradas de divisas al Estado venezolano.


Más reciente y dentro de este marco ilegal de sanciones extraterritoriales de Estados Unidos contra Venezuela, que forman parte de una serie de "delitos de lesa humanidad", el Departamento del Tesoro dictó el 17 de abril de 2019, sanciones contra el Banco Central de Venezuela (BCV), que le impide obtener, transar o negociar con la divisa dólar o más específicamente como lo afirmara el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton: "destinadas a limitar las transacciones estadounidenses con este banco y cerrarle acceso a los dólares estadounidenses".


La medida, así como otras impuestas con anterioridad, limita el desarrollo social, educativo, económico y humano de todos los venezolanos.


6. El 23 de febrero de 2019, Estados Unidos intentó introducir desde Colombia una supuesta "ayuda humanitaria" sin consentimiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro y sin la participación de la Organización de Naciones Unidas que tienen sus entidades para facilitar la entrega de “ayuda humanitaria” en concordancia con el país o países receptores.


Organizaciones de poca credibilidad como la agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres colombiana, estaban encargadas de administrar, controlar y gestionar el funcionamiento del centro de acopio.
Al no poder introducir la "ayuda humanitaria" al territorio venezolano, los manifestantes optaron por quemar el contenido de los tres primeros camiones en la frontera del lado de Colombia.
Días posteriores al hecho, Estados Unidos convocó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar el caso de Venezuela.


El 10 de abril de 2019, la administración Trump, por segunda ocasión consecutiva, volvió a tratar el asunto de Venezuela en una sesión del Consejo de Seguridad buscando imponer una resolución para intervenir en los asuntos internos de Venezuela o tal vez para ininiciar una agresión militar.
Ese mismo día, 10 de abril de 2019, el presidente Nicolás Maduro, sostuvo un encuentro con el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, donde acordaron el ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela.


7. El 07 de marzo de 2019, el gobierno venezolano informó sobre el ataque al sistema eléctrico de Venezuela, específicamente a El Guri, la principal planta generadora de energía, que dejó a todo el país sin electricidad por cinco días. El ataque se efectuó en tres fases: Un ataque cibernético al Sistema Automatizado de la Central Hidroeléctrica El Guri; otro ataque electromagnético con equipos móviles con frecuencias elevadas; y por último, un ataque físico contra subestaciones y estaciones eléctricas sensibles.


Situación que se repitió a finales de ese mes, con la introducción de virus informáticos en los sistemas computarizados que regulan el servicio eléctrico y varios ataques físicos utilizando armas de guerra a las líneas de transmisión.


Estas agresiones, de características multiformes, produjeron significativos niveles de destrucción de equipos e interrupción de procesos acoplados necesarios para la prestación constante del servicio.
Forbes, una revista especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, publicada en Estados Unidos, afirmó que no solo era posible, sino que sí hubo un ataque cibernético contra el sistema eléctrico: "la idea de que un Estado nación extranjero manipule la red eléctrica de un adversario para forzar una transición gubernamental es muy real".


El 26 de marzo de 2019, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para defenderse de ataques u ocurrencias de eventos mediante pulsos electromagnéticos que tienen el potencial de interrumpir, degradar y dañar la tecnología y los sistemas de infraestructuras. Los pulsos electromagnéticos de origen humano o natural pueden afectar grandes áreas geográficas, alterando elementos críticos para la seguridad y la prosperidad económica de la nación, y podría afectar negativamente el comercio y la estabilidad mundial.


8. El 9 de abril de 2019, la Organización de Estados Americanos (OEA), aprobó "sustituir" al representante legítimo del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, por un opositor propuesto por los Estados Unidos, aun sabiendo que el Consejo Permanente de la OEA no tiene autoridad para reconocer gobiernos, ni tiene el poder para elegir quien debe ocupar la membresía de un país dentro del organismo multilateral, ya que nadie puede imponer a un Estado el reconocimiento de otro Estado o gobierno. Ese es un derecho soberano intransferible.


La Carta de la OEA, en ninguno de sus artículos expresa que una autoridad nombrada por un gobierno soberano puede ser suplantada por decisión del Consejo Permanente o por "resolución" sometida a votación para ser aprobada por la mayoría de sus miembros. Esas figuras jurídicas no se encuentran recogidas o representadas, así como tampoco existe un artículo o documento para reconocer a un presidente "autoproclamado".


La acción coercitiva se une a todos los otros elementos de guerra de baja intensidad, que han estado experimentando para derrocar el gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro.
Felizmente llegó el día 27 de abril de 2019 y Venezuela dejó de pertenecer a ese organismo multilateral, procedimiento que había comenzado en el año 2017 con la denuncia a la Carta de la OEA.

Conclusiones

La conspiración, los complots, el chantaje, el pillaje y las medidas de coerción de los Estados Unidos contra Venezuela en el ámbito económico, político, social, militar, tecnológico y de comunicación no pararán a corto plazo. Ellos han puesto sobre la mesa "todas las opciones", entre ellas, la militar.
La fortaleza del proceso revolucionario es la cohesión que existe entre el pueblo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el gobierno. Esta unión no se debe descuidar.


Los gobiernos de Estados Unidos, Europa y parte de América Latina, desconocen las fortalezas de unidad que existe hacia adentro de Venezuela, desconocen que existe una Fuerza Armada Nacional y una milicia (que es el pueblo en armas) que cohabitan y que conjuntamente desarrollan programas sociales para solucionar sus problemas a través de los consejos comunales, las grandes misiones y otros programas de asistencia social.


A diferencias de las políticas de gobiernos progresistas y de los gobiernos de derecha a nivel mundial, en Venezuela si existen políticas donde el propio pueblo las elabora, las controla y las ejecuta.
Los gobiernos del Comandante Hugo Chávez y el presidente Nicolás Maduro, han hecho posible la visibilidad de un pueblo que estuvo sometido al olvido y a la marginalidad. Ese sector popular fue incluido en un todo social y participa en igualdad de condiciones en el desarrollo de los programas, políticas y acciones del gobierno o de las propuestas de las propias comunidades.


Ese pueblo, el que niega ver los gobiernos de Estados Unidos, Europa, América Latina y la propia burguesía venezolana, es el que mantiene un lazo de unión cívico-militar entorno al gobierno revolucionario del presidente Nicolás Maduro.


Los medios de comunicación, los grupos de inteligencia policiales de Estados Unidos y Europa, los terratenientes y la burguesía de América, han buscado la manera de dividir esa unión cívico-militar, que ellos han llamado despectivamente "colectivos".


Han experimentado con todas sus herramientas para derrocar el gobierno del presidente Nicolás Maduro, han querido propiciar una "guerra civil", han utilizado los medios de comunicación para crear matrices de opinión negativas para restarle credibilidad a la estructura del gobierno y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, han elaborado leyes y han dictado resoluciones extraterritoriales para injerir en los asuntos internos de Venezuela.


De igual forma, se han complotado dentro de los organismos internacionales para sancionar y agredir a Venezuela, han creado un gobierno paralelo dirigido desde el exterior han robado millones de activos de los venezolanos, han saboteado sus industrias de producción de petróleo, gas, minería, electricidad, agua, alimentos y medicinas, han provocado la migración de un importante sector profesional. Pero dentro de Venezuela, permanece incólume un sector del pueblo, resistiendo.
¿Quién no cree que en Venezuela está en desarrollo una guerra de nueva generación con armas sofisticadas, como la utilización de pulsos electromagnéticos para interrumpir el suministro de electricidad al país, la sustracción masiva de su moneda nacional, el bloqueo para la adquisición de materia prima para la producción de alimentos y medicinas, obstrucción para sus importaciones y exportaciones, el congelamiento de sus cuentas bancarias en el exterior, la infiltración de "mercenarios" para crear divisiones en la población, la compra de militares y diplomáticos para que generen matrices de opinión en los medios de comunicación?


Los elementos utilizados en esta guerra de cuarta generación se desarrollan en paralelo para crear caos, hacer vulnerable las estructuras del Estado y crear incertidumbre y descontento en la población.
Venezuela ha sufrido todos estos ataques y muchos aún están por superarse.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha buscado alianzas y ayuda de gobiernos amigos para solucionar y sobreponerse a los continuos ataques, tanto en el ámbito económico, industrial, financiero, social, militar como diplomático.


Venezuela no necesita "ayuda humanitaria", Venezuela tiene los recursos y la infraestructura; lo que necesita es que liberen los recursos económicos bloqueados, congelados y robados. Necesita que Estados Unidos abandone las políticas de injerencia en los asuntos internos. Necesita que el Estado colombiano contribuya al control de su frontera para evitar la infiltración del paramilitarismo y el narcotráfico.


En Venezuela no hay "crisis humanitaria", como lo quieren hacer ver a través de los medios de comunicación, lo que existe son medidas coercitivas, bloqueo económico y financiero que impide el libre desarrollo de las políticas económicas y sociales del gobierno hacia el pueblo venezolano.
Venezuela no está dispuesto a aceptar injerencia extranjera ni va a caer en la provocación de generar una guerra civil. No quiere que en su territorio se repitan las experiencias vividas en Yugoslavia, Irak, Libia o Siria, donde aún no se cierran las heridas.


Los venezolanos saben que el camino, ante cualquier circunstancia adversa, es la paz.

Javier Alexander Roa es diplomático, escritor y poeta, actualmente vive en Damasco, Siria. 
http://misionverdad.com/OPINI%C3%B3N/medidas-coercitivas-unilaterales
 

miércoles, 8 de agosto de 2018

Fracasaron los planes de Occidente contra Siria


Fracasaron los planes de Occidente contra Siria

Javier Alexander Roa

Damasco, 07 de Agosto de 2018.

El ejército sirio izó la bandera nacional en la ciudad de Daraa, al sur de la República Árabe Siria, frontera con Jordania, los territorios ocupados de Palestina y Altos del Golán, como símbolo de victoria sobre el terrorismo y sobre la coalición guerrerista internacional liderada por Estados Unidos de Norteamérica, que durante siete años ha jugado sucio (igual que Israel), utilizando todos los medios coercitivos bélicos de armas, medios de comunicación, bloqueo económico, infiltración de terroristas y la provocación con la utilización de armas químicas contra la población civil siria, con el firme propósito de culpar y derrocar al gobierno liderado por el presidente Bashar al-Assad.


Todos los intentos de Washington durante los gobiernos de Barack Obama y el tiempo que lleva el gobierno de Donald Trump para derrocar al presidente Bashar al-Assad e imponer un nuevo gobierno sirio que se ajuste a sus intereses, no solo han fracasado, sino que ha dado paso para que los grupos de resistencia árabe anti-imperialista de la región de Medio Oriente se hayan cohesionado, hayan formado un frente armado capaz de derrotar a las fuerzas invasoras occidentales en cualquier territorio árabe.


La guerra en Siria ha desenmascarado a las políticas occidentales, a los laboratorios mediáticos y a las propias organizaciones internacionales.


Mentiras como la que en Siria se desarrollaba una guerra religiosa entre sunitas y chiítas, que el gobierno sirio era un peligro para la región y el mundo por poseer armas químicas, que la oposición (siguiendo la ola de "la primavera árabe") había hecho surgir una "revolución popular" o "guerra civil", que había comenzado con protestas populares en febrero de 2011 en la ciudad de Daraa, o que los "shabijas" de la policía siria masacraban al pueblo, cuando en realidad era que Occidente había infiltrado francotiradores extranjeros para que dispararan a manifestantes y policías y crear confusión entre el pueblo, culpar al gobierno de Bashar al-Assad, para que pueblo y gobierno se enfrentaran y de esta manera justificar una intervención militar extranjera.


Todo ese laboratorio ha quedado al desnudo y en una gran mentira que quisieron imponerle al mundo. Hoy sabemos que el gobierno del presidente Bashar al-Assad estuvo y está librando una guerra contra el terrorismo internacional, y que con ayuda de la fuerza militar de Rusia, grupos de resistencias de la región como Hezbolá del Líbano, Hezbolá de Irak, Fatimiun de Irán, Brigada Hasan al Mujtaba de Irak, Saraya al-Ghalboun del Líbano, Fuerza al-Quds de Irán, Brigada Imam Hussein de Irak, Brigada Zeinabioun de Pakistán, Milicia Ansar Allah de Yemen, Milicia Haidarium de Irak, Partido Nacional Social de Líbano, Brigada Fatamiyoun de Afganistán, Milicia Saraya al-Mukhtar de Bahrein, Brigada Amar Bin Yasser, milicias palestinas y milicias sirias, con asesoramiento militar de Irán, están a semanas (con la batalla final que pronto se dará en la ciudad de Idlib al noroeste de Siria) de recuperar casi en su totalidad el territorio de la República Árabe Siria.


El tiempo ha sacado a la luz pública quiénes son los países patrocinadores del terrorismo internacional, quienes contratan a los terroristas, quiénes los financian y los utilizan como satélites o fuerzas multilaterales paramilitares para desestabilizar gobiernos en el mundo, como quisieron hacerlo en Siria, infiltrando al-Qaeda y formando nuevos grupos mercenarios dentro del país árabe para futuras acciones en países de África, Asia y América Latina.


Hoy el mundo sabe que Estados Unidos de Norteamérica y la OTAN tejieron una urdimbre de organizaciones como las organizaciones no gubernamentales (ONGs), bajo la fachada de Defensores de Derechos Humanos, los Médicos Sin Fronteras, periodistas anónimos en el campo de batalla, cuyas funciones principales fueron y han sido la desinformación, la tergiversación de la verdad, la creación de expedientes falsos intimidatorios contra funcionarios militares y del Estado, para crear matrices negativas contra un gobierno y culparlos de los males que padece ese o esos países, caso Libia, Irak, Afganistán y Siria. Un ejemplo de esa urdimbre de organizaciones protegidas y financiadas por Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN son los "Cascos Blancos" infiltrados en Siria con la función de desinformar, combatir, espiar, manipular y crear expedientes de funcionarios, mapas de las posiciones del ejército de Siria y participar en la elaboración de planes guerreristas en contra del gobierno del presidente Bashar al-Assad.


Esta utilización del terrorismo por parte de Estados Unidos y la OTAN en todas sus dimensiones como una gran red, que abarca todas las acciones que van desde combatir con armas, causar caos en zonas urbanas, tratar de asimilar la cultura religiosa de un pueblo para manipularlo, hasta la propaganda masiva en los distintos medios de comunicación donde resaltan su supuesto heroísmo, o para manipular psicológicamente a través de informativos tergiversados, sirvió a las potencias occidentales como un laboratorio de prácticas y ensayos, que posiblemente sean utilizadas en futuras intervenciones en otros países.


Las derrotas continuas que ha ejecutado el ejército sirio y aliados a los grupos terroristas infiltrados en Siria, también han sido una derrota para Estados Unidos, Israel, la Unión Europea, los países del golfo árabe-pérsico, Turquía y la OTAN, que han visto cómo su poder e influencia sobre Siria ha disminuido, poniendo en evidencia las debilidades del sistema político y militar de Occidente, mientras las fuerzas militares como las de Rusia, Siria e Irán sobresalen ante los ojos de la comunidad internacional.


"Durante los últimos siete años de agresión, el ejército sirio ha demostrado al mundo que es una escuela de sacrificio, valentía y patriotismo, y que con su fortaleza ha hecho posible derrumbar las murallas del terrorismo", afirmó el presidente Bashar al-Assad durante la Celebración de los 73 años de la Fundación del Ejército Árabe Sirio.


El triunfo del ejército sirio sobre los grupos terroristas al sur de Siria generó de inmediato que los cascos azules de la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF por sus siglas en inglés, que habían sido expulsados por el Estado Islámico en agosto de 2014) se desplegaran nuevamente a sus posiciones en la línea de demarcación del territorio en reclamación del Golán, bajo la protección de la policía militar rusa, que estableció ocho puntos de observación para preveer cualquier provocación de la parte israelí, ocupante desde 1973 del referido territorio sirio.


La recaptura por parte del ejército de Siria y aliados de casi todas las zonas y territorios del país, invadidos por grupos terroristas, también ha provocado que Estados Unidos de Norteamérica, quien tenía fuerzas militares estacionadas en el campo meridional de la provincia de al-Hasakah en la base militar improvisada en Rumailan, al norte de la provincia, esté trasladando su personal y equipos bélicos hacia la base de Ain al-Assad, en el norte de Irak.


Sin embargo, ahí permanecerán tropas europeas, en su mayoría francesas, y un número limitado de británicos e italianos, que, según ellos, es para proteger a la población kurda, aunque la presencia de estas fuerzas militares occidentales en territorio sirio es considerada violatoria de las leyes y de las convenciones internacionales, porque no tiene la aprobación o la invitación del gobierno del presidente Bashar al-Assad.


En síntesis, son fuerzas militares invasoras que están vulnerando la integridad territorial, agrediendo la soberanía de un pueblo y violando el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos, consagrado en la Carta de la ONU y en los Acuerdos Internacionales sobre Derechos Humanos.


La victoria del ejército sirio y los aliados sobre los grupos terroristas ha anulado otros planes geopolíticos y geoestratégicos de Occidente. Estados Unidos, la Unión Europea e Israel tendrán que guardarlos para otro momento, si las circunstancias y la historia se los permite, y uno de ellos es el plan para dividir a la República Árabe Siria en varios Estados, basados en criterios étnicos o religiosos, con el fin de asegurar la posibilidad de expansión y dominación de Israel en la región.
También anula la posibilidad de expansión de Turquía y la posibilidad de la creación del Estado kurdo o el Kurdistán.


Con el ondeo de la bandera siria en las ciudades de Daraa, Quneitra y Sweida, al sur de Siria, que Occidente había calificado como zonas de distensión y donde Estados Unidos había infiltrado más de 15 mil hombres armados, la mayoría formando filas en el Frente al-Nusra (un grupo terrorista apéndice de al-Qaeda y del Estado Islámico) y el Ejército Sirio Libre (ESL), cuyos objetivos eran: 1) debilitar las capacidades del ejército de Siria y capturar la capital, Damasco, para derrocar al gobierno del presidente Bashar al-Assad, y 2) declarar la independencia de estos territorios y crear un emirato independiente en el sur de Siria, apoyado por Israel, Jordania y por la coalición internacional liderada por Estados Unidos, si el Ejército de Siria se atrincheraba para proteger a Damasco.


Los planes de Occidente sobre Siria han fracasado, y todo comenzó el 30 de septiembre de 2015, cuando Rusia aceptó la invitación formal del gobierno del presidente Bashar al-Assad e iniciò a bombardear a los grupos terroristas infiltrados en gran parte del país árabe.


Desde esa fecha, se abrió otro capítulo en la historia mundial y ahora observamos cómo el imperio estadounidense, junto a sus aliados europeos, se han ido desmoronando, tanto así, que hasta su poderío militar ha quedado obsoleto en comparación al desarrollo armamentista de Rusia.


Hoy la defensa y la fuerza del ejército de Siria, en todos sus componentes militares, no es la misma que antes de septiembre de 2015. Hoy cuenta con armas suficientemente potentes como para derribar aviones y misiles enemigos, como lo demostró en los últimos bombardeos e incursiones aéreas bélicas de Israel, Estados Unidos y aliados.


Hoy las tropas del ejército de Siria y los grupos de resistencia armados de la región árabe son los más preparados del mundo para librar cualquier situación de guerra. Estos combatientes se graduaron en el campo de batalla y no en el interior de los cuarteles.


El izamiento de la bandera en la ciudad de Daraa, al que Occidente pretendió llamar "la cuna de la revolución" y que más bien se convirtió en la tumba de todos los grupos terroristas, es una señal del renacer de la nueva República Árabe Siria.